Los niños no son racista, lo aprenden de los mayores
El niño no es racista por naturaleza. En sus primeros años los niños solo buscan jugar con sus compañeros, compartir juguetes, hacer actividades juntos..., no les importa la raza, el color, la cultura o la religión. Pero según van creciendo, los niños se quieren ir pareciendo más a sus padres y a los que los rodean, se van fijando en sus ideales. Y es en la adolescencia, cuando empiezan a integrarse en pandillas, cuando el racismo puede empezar a aparecer dependiendo de los círculos en donde se muevan los jóvenes. Los padres pueden evitar que el niño sea racista, pero un papel muy importante para ello es el maestro, pues es quien pasa la mayor parte del tiempo con todos ellos juntos
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