El pasado miércoles 19 de noviembre tuvo lugar el el Campus Tecnológico de la Fábrica de Armas de Toledo la conferencia "Cambios necesarios en la Educación: La escuela democrática", impartida por el Dr Juan Delval.
Destaco a continuación una de las preguntas clave que nos hacemos los futuros maestros?
¿Cuál debería ser el papel del maestro en las instituciones escolares hacia las que deberíamos encaminarnos?
El profesor es una pieza central en el funcionamiento de la escuela, y si no cambia la función de los profesores, no habrá ningún cambio educativo ni será posible ninguna reforma educativa.
Todas las reformas educativas creo que fracasan porque se hacen leyes, se hacen reglamentos, se hacen libros de texto, pero parece olvidarse que es el profesor el que tiene que administrar todo eso, es por ello que el profesor debe tener una conciencia clara de que él no enseña. Los profesores debemos poner las condiciones para que nuestros alumnos aprendan mediante su propia actividad; sabemos que el conocimiento tiene que ser construido por el propio sujeto, tiene que asimilarlo y acomodarse a él. El profesor lo que tiene que hacer es facilitar, crear las situaciones en las cuales el alumno aprenda a partir de su propia práctica y de su propia actividad.
La función del profesor es muy difícil. Muchas veces, los profesores desean cambiar su práctica, pero no disponen de instrumentos, de conocimientos o de los medios para poder hacerlo. El profesor tiene que ser un modelo que sus alumnos puedan imitar. Tiene que ser un árbitro que aplica las normas ayudado por los alumnos, es decir, la función del profesor es, a lo largo del desarrollo de los alumnos, renunciar a su autoridad para transferirla al grupo. En eso consiste la democracia, en un gobierno en el que todos están participando. Además, el profesor tiene que crear situaciones de aprendizaje, impulsar la realización de actividades, ponerlas en marcha e incitar a que los alumnos las desarrollen, las lleven adelante.
Tenemos que promover entonces la autonomía en todos sus aspectos, prioritariamente en los alumnos. La autonomía tiene que ir unida a la responsabilidad, de tal manera que los diferentes actores, administradores, inspectores, directores, profesores y alumnos tengan que rendir cuentas de lo que hacen y asumir las consecuencias.
Todas las reformas educativas creo que fracasan porque se hacen leyes, se hacen reglamentos, se hacen libros de texto, pero parece olvidarse que es el profesor el que tiene que administrar todo eso, es por ello que el profesor debe tener una conciencia clara de que él no enseña. Los profesores debemos poner las condiciones para que nuestros alumnos aprendan mediante su propia actividad; sabemos que el conocimiento tiene que ser construido por el propio sujeto, tiene que asimilarlo y acomodarse a él. El profesor lo que tiene que hacer es facilitar, crear las situaciones en las cuales el alumno aprenda a partir de su propia práctica y de su propia actividad.
La función del profesor es muy difícil. Muchas veces, los profesores desean cambiar su práctica, pero no disponen de instrumentos, de conocimientos o de los medios para poder hacerlo. El profesor tiene que ser un modelo que sus alumnos puedan imitar. Tiene que ser un árbitro que aplica las normas ayudado por los alumnos, es decir, la función del profesor es, a lo largo del desarrollo de los alumnos, renunciar a su autoridad para transferirla al grupo. En eso consiste la democracia, en un gobierno en el que todos están participando. Además, el profesor tiene que crear situaciones de aprendizaje, impulsar la realización de actividades, ponerlas en marcha e incitar a que los alumnos las desarrollen, las lleven adelante.
Tenemos que promover entonces la autonomía en todos sus aspectos, prioritariamente en los alumnos. La autonomía tiene que ir unida a la responsabilidad, de tal manera que los diferentes actores, administradores, inspectores, directores, profesores y alumnos tengan que rendir cuentas de lo que hacen y asumir las consecuencias.